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Writer's pictureMarissa Galvan

Segundo domingo de Pascua: El llamado a la vida



PRELUDIO: Concentrémonos en la vida (Rvda. Alejandra Zareth)

Nos reunimos hoy para recordar que, ¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado! ¡Aleluya! Y amigos y amigas, nos reunimos porque esa asombrosa vida de Jesús, su triunfo sobre la muerte significa que cada persona tiene vida. Entonces, para comenzar nuestra adoración de hoy (y por algunos domingos más) queremos invitar a que esa verdad sobre la plenitud de nuestras vidas esté en el centro de nuestro tiempo de adoración. ¿Qué quiero decir con plenitud de nuestras vidas? Me refiero al cuerpo, mente y espíritu, y lo que nos gustaría es invitar realmente a nuestra mente, cuerpo y espíritu totales a nuestro espacio de adoración. Y eso puede sonar como algo obvio, pero la realidad es que compartimentamos nuestras vidas tan bien, en muchas ocasiones, 3 no son en realidad UNO. Las Escrituras nos enseñan que debemos amar a Dios con todos nuestros (A) corazón, alma, fuerza (Deut6: 4, Lc 10:27) (B) corazón, alma y mente (Mateo 22: 37-40) (C) alma, mente y fuerza (Mc 12, 30-31) (D) corazón, alma, fuerza y mente (NLT Lk 10:27) (E) CEB «todo tu ser» Y Jesús nos dice que debemos adorar en espíritu y verdad. Al honrar que Dios en Jesús, vino a la tierra y eligió una experiencia encarnada, quiero preste atención a su cuerpo y su respiración. Lea este versículo de la Biblia y piense en una imagen en particular mientras practica un ejercicio de respiración. Mire el vídeo para saber cuándo inhalar, aguantar y exhalar.El desafío aquí es pensar en una imagen con un propósito poderoso. Esto es lo que dice la palabra: Efesios 3: 16-19 (PDT) 16 A él le pido que en su infinita grandeza les conceda a ustedes fortaleza interior a través del Espíritu. 17 Pido al Padre que Cristo viva en ustedes por la fe y que su amor sea la raíz y el cimiento de su vida. 18 Así podrán comprender con todo el pueblo santo de Dios cuán ancho y largo, cuán alto y profundo, es su amor. 19 El amor de Cristo es tan grande que supera todo conocimiento. Pero a pesar de eso, pido a Dios que lo puedan conocer, de manera que se llenen completamente de todo lo que Dios es. La imagen es de raíces: raíces que crecen, profundas y fuertes desde tu respiración para conectarte con el Dios de la Vida; esas raíces crecen en el Amor de Dios y nos mantienen fuertes, y te ayudan a comprender el amor de Dios ... fortalezcamos esas raíces que hacen nosotros completos Respire y piense:

1. Raíces que te conectan con Dios. 2. Raíces creciendo en el amor de Dios. 3. Raíces que te mantienen fuerte. 4. Raíces que te ayudan a entender el amor de Dios. 5. Raíces que muestran cuán amplio es ese amor. 6. Raíces que muestran cuánto dura ese amor. 7. Raíces que muestran cuán alto es ese amor. 8. Raíces que muestran cuán profundo es ese amor. 9. Raíces que te ayudan a experimentar el amor de Dios. 10. El amor te completa.

LLAMAMIENTO A LA ADORACIÓN (Salmo 16)

Cuídanos, oh Dios, porque en ti buscamos refugio. Tú eres nuestro Señor, nuestra porción, quien ha afirmado nuestro destino. Tú no dejas que nuestra vida termine en el sepulcro. Nos das a conocer la senda de la vida. Tu presencia nos llena de alegría y en ti tendremos dicha eternamente.


HIMNO: Escuche «Aleluya, Cristo resucitó»


CONFESIÓN

Hay momentos de nuestra vida, en que el miedo nos lleva a escondernos, en que la duda nos consume y aunque queremos ver la esperanza de una nueva vida en ti se nos nubla la vista en tristeza y dolor. Necesitamos tu paz, necesitamos tu Espíritu, necesitamos tu perdón y tu amor. Ayúdanos a recobrar las fuerzas, a crecer en nuestra fe, Señor nuestro y Dios nuestro. En el nombre de tu hijo Jesucristo, nuestra más hermosa paz. Amén.

PERDÓN Y PAZ

En el nombre del Cristo resucitado, hemos recibido el perdón. Dios, te damos gracias.

(Pasen los ja-jas: Pon tu mano sobre tu propio estómago o, con permiso, sobre el estómago de una de las personas que viva en tu casa y que esté haciendo este devocional contigo y, en grupo, comiencen a decir «ja» con gran fuerza y convicción. Primero, háganlo una vez. Luego dos veces. Luego tres. Luego cuatro. Luego cinco.)


ORACIÓN DE ILUMINACIÓN

Dios de vida, celebramos hoy que podemos escuchar tu palabra viviente, Jesucristo. Aquieta nuestras mentes. Abre nuestros corazones. Habla con tu pueblo. Estamos listes para escucharte. Te lo pedimos en el nombre del Cristo Resucitado. Amén.


ESCRITURA: Juan 20,19-31 (RVA 2015)

19 Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos se reunían por miedo a los judíos, Jesús entró, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡Paz a ustedes!”. 20 Habiendo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se regocijaron cuando vieron al Señor. 21 Entonces Jesús les dijo otra vez: “¡Paz a ustedes! Como me ha enviado el Padre, así también yo los envío a ustedes”. 22 Habiendo dicho esto, sopló y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. 23 A los que remitan los pecados, les han sido remitidos; y a quienes se los retengan, les han sido retenidos”. 24 Pero Tomás, llamado Dídimo, uno de los doce, no estaba con ellos cuando vino Jesús. 25 Entonces los otros discípulos le decían:—¡Hemos visto al Señor! Pero él les dijo: —Si yo no veo en sus manos la marca de los clavos, y si no meto mi dedo en la marca de los clavos y si no meto mi mano en su costado, no creeré jamás. 26 Ocho días después, sus discípulos estaban adentro otra vez y Tomás estaba con ellos. Y aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró, se puso en medio y dijo: —¡Paz a ustedes! 27 Luego dijo a Tomás: —Pon tu dedo aquí y mira mis manos, pon acá tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente. 28 Entonces Tomás respondió y le dijo: —¡Señor mío y Dios mío! 29 Jesús le dijo: —¿Porque me has visto, has creído?. ¡Bienaventurados los que no ven y creen! 30 Por cierto, Jesús hizo muchas otras señales en presencia de sus discípulos las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero estas cosas han sido escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida en su nombre.

REFLEXIÓN: Hemos visto al Señor (Marissa Galván Valle)

El domingo pasado, tuve la oportunidad de predicar en dos cultos de Domingo de resurrección. Uno fue para el de nuestra iglesia… pero el otro fue el Culto unido del Presbiterio de San Juan. En ese sermón, hablé de nuestra estrella que, contrario a otros momentos, mantuve en la oficina de nuestra casa durante todo este año. La palabra para meditar durante este año fue «contentamiento». Compartí con la gente del presbiterio que esta palabra ha sido bastante desafiante para este año. El año comenzó con los terremotos en Puerto Rico… y luego sucedió la Pandemia. ¿Cómo se puede encontrar contentamiento cuando la vida parece tan dura y retadora? Lo que les dije, y lo que creo después de pensar bastante sobre el asunto, es que encuentro contentamiento al decir las palabras que dijo María Magdalena en el pasaje anterior al que leímos y que los discípulos repiten como un poderoso testimonio que les ayuda a vivir a través de la incertidumbre y de los retos que ha tenido que enfrentar la fe cristiana a través de los años: «He visto al Señor» o «Hemos visto al Señor». Este contentamiento viene de la seguridad de que no estamos solos/as en nuestro caminar. Viene porque no hemos perdido a Aquel que nos da la fortaleza para seguir adelante por que sabemos que Él nos da satisfacción y tranquilidad. El poder afirmar que hemos visto al Señor nos da paz y nos da contentamiento. Aún cuando estamos en nuestro hogar. Aún cuando le estamos haciendo frente a cosas que nos causan ansiedad y miedo. Hemos visto al Señor.

Les admito que, para nosotros/as, como gente que es discípula en el siglo 21, esto es más difícil. Todo el mundo es como Tomás. Nos perdimos la oportunidad de ver con nuestros propios ojos lo que vieron los otros discípulos. Y de nuevo, defiendo a Tomás. Él tiene todo el derecho a tener la misma experiencia que los otros discípulos. El tiene todo el derecho a querer tener la paz que tienen los demás discípulos ahora que han visto al Cristo Resucitado. Y Jesús provee… apareciendo otra vez. La Iniciativa Mateo 25 nos invita a mirar este texto a través del lente de la vitalidad. Nos invita a pensar que la vitalidad involucra el trabajo del Espíritu Santo, el perdón, y la confianza en Cristo. Este es el trabajo del Cristo Resucitado cuando decide aparecer ante sus discípulos. Él les da paz. Él les muestra sus manos y su costado. Lo hace también con Tomás, edificando confianza. Les da el Espíritu Santo para que les llene de fortaleza para su misión. Les perdona y les da el poder para perdonar. Les da nueva vida… y contentamiento, para que tengan todo lo que necesitan para continuar caminando. Ellos no podrán ver su cara. Nosotros/as no podremos ver su cara. Pero, podemos vivir con la seguridad de que seguimos a Aquel que ha hecho todo el esfuerzo posible por mantener su conexión con su pueblo. Esto hace que hoy me moleste un poco con Tomás, por sus palabras a los discípulos: «Si yo no veo en sus manos la marca de los clavos, y si no meto mi dedo en la marca de los clavos y si no meto mi mano en su costado, no creeré jamás». Quizás, pudo haber sonado menos duro. Quizás debió callarse lo que estaba pensando. Y pienso que sus palabras me molestan hoy, porque las escucho por muchas partes, tratando de asesinar el contentamiento y la vitalidad. Cada vez que veo a personas compartiendo rumores falsos, o actuando de maneras que no benefician a quienes son más vulnerables, puedo sentir como la vitalidad sale de mi ser… y puedo sentir como el descontento crece en mí. Cada vez que alguien trata de quitarme la habilidad de ver al Señor con sus cuestionamientos, eso desafía mi capacidad para confiar. Esto no está fácil. Sin embargo… debo encontrar mi vitalidad y mi contentamiento en la misma verdad que los discípulos testificaron: He visto al Señor. Lo veo en los actos desinteresados de la gente que cuida a otras personas. Lo he visto en la vitalidad que se comparte a través de canciones, predicaciones, testimonios, el hacer máscaras y el compartir talentos que he visto en la Internet. He visto al Señor en las llamadas que recibo de mi doctor para saber si estoy bien. He visto al Señor al poder pasar tiempo con mi madre, porque ha veces pienso que no paso el suficiente tiempo con ella. He visto al Señor en el estudio bíblico, en las conversaciones con amistades y en estas reuniones de la iglesia. Y si alguien trata de quitarme esa vitalidad y contentamiento… quizás le diga la palabra que Celia Cruz usó en una canción llamada «La vida es un carnaval»… ¡Fua! «Para aquellos que se quejan tanto, ¡fuá! Para aquellos que solo critican, ¡fuá! Para aquellos que usan las armas, ¡fuá! Para aquellos que nos contaminan, ¡fuá! Para aquellos que hacen la guerra, ¡fuá! Para aquellos que viven pecando, ¡fuá! Para aquellos nos maltratan, ¡fuá! Para aquellos que nos contagian, ¡fuá!»

HIMNO: Trata de cantar el himno «Sublime gracia» con el tono de la canción «The Lion Sleeps Tonight». Celebra la sublime gracia que es un regalo de Dios.


ORACIÓN DE INTERCESIÓN: Toma un tiempo para presentar tus motivos de oración a Dios.

BENDICIÓN

¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva. Que la bendición del Dios trino, sea con todo su pueblo ahora y siempre. Amén.

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